La tierra ondulada del departamento de Lavalleja atrapa miradas e invita a recorrerla. Villa Serrana es uno de sus atractivos más elegidos: ofrece descanso y aventura todo el año, en un entorno natural rico en historia, con un patrimonio geológico por descubrir.
Villa Serrana fue visitada por el célebre naturalista inglés Charles Darwin en 1832, aunque como punto turístico comenzó a cobrar notoriedad a mediados de la década de 1940. La economía uruguaya estaba en auge gracias a las exportaciones ocasionadas por la Segunda Guerra Mundial, y un grupo de personas tuvo la visión de crear un balneario diferente, en el campo, al estilo de las villas europeas. Cuentan los pobladores que una avioneta salió en busca de un sitio en las sierras que estuviera rodeado de cinco cerros surcados por un valle. Así llegaron a ese paradisíaco entorno, prácticamente virgen en esos años. Se contrató al destacado arquitecto Julio Vilamajó como director del plan de urbanización, para proyectar los espacios a crearse dentro del tupido paisaje agreste.
La transformación no pretendía convertir el entorno en un pueblo más, sino lograr una armonía entre las construcciones y la naturaleza, por eso se sacó provecho de los desniveles y las características de cada terreno y se utilizaron materiales propios del lugar como piedra, madera y paja. Fue uno de los primeros emprendimientos turísticos del país en relacionar el medioambiente con la arquitectura, y buscó cuidar y respetar la flora nativa en los parcelamientos y ubicar los paseos con un plan de conservación.