Ubicación e historia de Villa Serrana

La tierra ondulada del departamento de Lavalleja atrapa miradas e invita a recorrerla. Villa Serrana es uno de sus atractivos más elegidos: ofrece descanso y aventura todo el año, en un entorno natural rico en historia, con un patrimonio geológico por descubrir.

Villa Serrana fue visitada por el célebre naturalista inglés Charles Darwin en 1832, aunque como punto turístico comenzó a cobrar notoriedad a mediados de la década de 1940. La economía uruguaya estaba en auge gracias a las exportaciones ocasionadas por la Segunda Guerra Mundial, y un grupo de personas tuvo la visión de crear un balneario diferente, en el campo, al estilo de las villas europeas. Cuentan los pobladores que una avioneta salió en busca de un sitio en las sierras que estuviera rodeado de cinco cerros surcados por un valle. Así llegaron a ese paradisíaco entorno, prácticamente virgen en esos años. Se contrató al destacado arquitecto Julio Vilamajó como director del plan de urbanización, para proyectar los espacios a crearse dentro del tupido paisaje agreste.

La transformación no pretendía convertir el entorno en un pueblo más, sino lograr una armonía entre las construcciones y la naturaleza, por eso se sacó provecho de los desniveles y las características de cada terreno y se utilizaron materiales propios del lugar como piedra, madera y paja. Fue uno de los primeros emprendimientos turísticos del país en relacionar el medioambiente con la arquitectura, y buscó cuidar y respetar la flora nativa en los parcelamientos y ubicar los paseos con un plan de conservación.

Villa Serrana se ubica en el departamento de Lavalleja a 25 kilómetros al noreste de la ciudad de Minas, y está a 145 kilómetros de Montevideo y a 110 kilómetros de Maldonado. La primera de sus entradas es la más larga, se encuentra en el kilómetro 139,5 de la ruta 8; el acceso en vehículo propio o caminando tiene dos kilómetros, luego se desvía a la izquierda por avenida Bernasconi, donde comienzan cuatro kilómetros solitarios entre curvas, monte serrano y espacios con vista a las sierras a medida que se gana altura. La segunda entrada, en el kilómetro 145 de la misma ruta, tiene otro atractivo, potenciado si la visita es en otoño, cuando los fresnos pintan de amarillo la avenida Vilamajó. En el centro de este valle encontramos el parque y represa Enrique Stewart Vargas, en homenaje al arquitecto que construyó la obra en 1958 sobre el arroyo Los Chanchos, denominado luego Miraflores en ese tramo.

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